jueves, 27 de enero de 2011

Charada y la escena del velatorio

Hay películas que te solucionan cualquier noche, Charada (1963) es una de ellas. Dirigida por Stanley Donen (Cantando bajo la lluvia) pero con apariencia de Hitchcok es una películas de espías (agentes, corregiría Walter Matthau) con un equipo de Galácticos. Además del mencionado, aparecen Cary Grant, Audrey Hepburn, James Coburn y Henry Mancini componiendo una inolvidable melodía y Maurice Binder en los títulos de crédito.

Si no la has visto, no tengas problemas en descargarla. Por una irregularidad, no existen derechos de autor sobre esta película, eso facilitó que se hiciese un remake a cargo de Jonathan Demme llamada "The Truth about Charlie". Pero sin duda tienes que verla, y no te contaré más que una escena.

Hepburn va a encontrarse con su misterioso marido Charlie para pedirle el divorcio, pero cuando llega alguien lo ha asesinado. Entonces descubre que su marido llevaba una doble, triple o cuádruple vida a juzgar por la cantidad de pasaportes que tiene. En fin. Inserto la escena y la relato abajo por si en la calidad del vídeo o de la VO se pierde algo.

Llega el funeral, Audrey está sola con un familiar velando el cadáver. Sólo el oficial de policía, que sabe que Charlie no es trigo limpio, ha ido al velatorio. Parece cabizbajo, como presentando sus respetos, pero en realidad se está cortando las uñas. Acto seguido por la puerta aparece a contraluz (así aparece también Cary Grant en una escena anterior) un hombrecillo, se acerca al cadáver y al ponerse junto a él empieza a estornudar. La acompañante de Audrey susurra al oído:
-Parecía conocer bien a tu marido
-Por qué
-Le da alergia.

A continuación otro hombre (y debería ir con mayúsculas porque es James Coburn) entra de un portazo, su figura se recorta contra la luz, espigado y peligroso. Avanza con arrogancia y se coloca frente al ataúd abierto, saca un espejito y lo coloca frente a la nariz de Charlie, comprobando que no se empaña con la respiración. Se marcha. Inmediatamente después, otra figura irrumpe con más violencia aún en la sala, esta vez es un hombre más fornido, con gabardina. Lleva un alfiler en la solapa, se detiene frente al cuerpo de Charlie, y lo pincha con una aguja como esperando descubrir un engaño, pero no, Charlie parece muerto. Audrey está alucinada y entonces un hombre le toca el hombro y le da una nota. Le esperan en la embajada americana para hablar sobre su marido. Allí le espera ni más ni menos que Walter Matthau.

En esta breve escena, llena de humor e información, de un plumazo se consigue, introducir a los personajes secundarios y describirlos, picar al espectador sobre quién es Charlie y su escasa fiabilidad para morir y avanzar al trama, dándole un nuevo destino a Hepburn.

Luego la trama sigue y vuelve y sigue y se enreda y se desenreda, pero ¡No! eso es lo que tú te creías, así hasta el límite de los 113´de esta película que debe gustar a todo el mundo. Se puede recomendar sin miedo alguno, va a gustar. Su combinación de sentido del humor, ingenio, misterio, sorpresa y elegancia son sencillamente razones suficientes por las que te enamorarías de cualquier persona, así que ¿quién se va a resistir a Cary Grant y Audry Hepburn?

2 comentarios:

  1. anotada.

    y el perro poderoso de abajo también. voy a romper mi virginidad con la novela.
    te cuento.

    abrazo,
    j.

    ResponderEliminar
  2. Así da gusto recomendar, El poder del perro es un vicio, ya verás. Y Charada pues lo mismo, te da pena que se acabe.

    Ale, un abrazo Mr Encapotado.

    ResponderEliminar

Demuestra que tú también opinas sin saber